A National Song of Triumph
1 God rises up and scatters his enemies.
Those who hate him run away in defeat.
2 As smoke is blown away, so he drives them off;
as wax melts in front of the fire,
so do the wicked perish in God's presence.
3 But the righteous are glad and rejoice in his presence;
they are happy and shout for joy.
4 Sing to God, sing praises to his name;
prepare a way for him who rides on the clouds.
His name is the Lord—be glad in his presence!
5 God, who lives in his sacred Temple,
cares for orphans and protects widows.
6 He gives the lonely a home to live in
and leads prisoners out into happy freedom,
but rebels will have to live in a desolate land.
7 O God, when you led your people,
when you marched across the desert,
8 the earth shook, and the sky poured down rain,
because of the coming of the God of Sinai,
the coming of the God of Israel.
9 You caused abundant rain to fall
and restored your worn-out land;
10 your people made their home there;
in your goodness you provided for the poor.
11 The Lord gave the command,
and many women carried the news:
12 “Kings and their armies are running away!”
The women at home divided what was captured:
13 figures of doves covered with silver,
whose wings glittered with fine gold.
(Why did some of you stay among the sheep pens on the day of battle?)
14 When Almighty God scattered the kings on Mount Zalmon,
he caused snow to fall there.
15 What a mighty mountain is Bashan,
a mountain of many peaks!
16 Why from your mighty peaks do you look with scorn
on the mountain on which God chose to live?
The Lord will live there forever!
17 With his many thousands of mighty chariots
the Lord comes from Sinai into the holy place.
18 He goes up to the heights,
taking many captives with him;
he receives gifts from rebellious people.
The Lord God will live there.
19 Praise the Lord,
who carries our burdens day after day;
he is the God who saves us.
20 Our God is a God who saves;
he is the Lord, our Lord,
who rescues us from death.
21 God will surely break the heads of his enemies,
of those who persist in their sinful ways.
22 The Lord has said, “I will bring your enemies back from Bashan;
I will bring them back from the depths of the ocean,
23 so that you may wade in their blood,
and your dogs may lap up as much as they want.”
24 O God, your march of triumph is seen by all,
the procession of God, my king, into his sanctuary.
25 The singers are in front, the musicians are behind,
in between are the young women beating the tambourines.
26 “Praise God in the meeting of his people;
praise the Lord, all you descendants of Jacob!”
27 First comes Benjamin, the smallest tribe,
then the leaders of Judah with their group,
followed by the leaders of Zebulun and Naphtali.
28 Show your power, O God,
the power you have used on our behalf
29 from your Temple in Jerusalem,
where kings bring gifts to you.
30 Rebuke Egypt, that wild animal in the reeds;
rebuke the nations, that herd of bulls with their calves,
until they all bow down and offer you their silver.
Scatter those people who love to make war!
31 Ambassadors will come from Egypt;
the Ethiopians will raise their hands in prayer to God.
32 Sing to God, kingdoms of the world,
sing praise to the Lord,
33 to him who rides in the sky,
the ancient sky.
Listen to him shout with a mighty roar.
34 Proclaim God's power;
his majesty is over Israel,
his might is in the skies.
35 How awesome is God as he comes from his sanctuary—
the God of Israel!
He gives strength and power to his people.
Praise God!
El Dios del Sinaí y del santuario
Al músico principal. Salmo de David. Cántico.
1 ¡Levántese Dios, y sean esparcidos sus enemigos!
¡Huyan de su presencia quienes lo aborrecen!
2 Dios los despejará como si despejara el humo;
¡como si derritiera cera delante del fuego!
Así perecen los impíos delante de Dios.
3 Pero los justos se alegrarán delante de Dios;
¡llenos de gozo, saltarán de alegría!
4 ¡Cantemos salmos a Dios! ¡Cantemos salmos a su nombre!
¡Exaltemos al que cabalga sobre los cielos!
Su nombre es el Señor. ¡Alegrémonos en su presencia!
5 Dios, en su santo templo,
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas.
6 Dios les da un hogar a los desamparados,
y rescata a los cautivos y les da prosperidad,
pero a los rebeldes los hace habitar en el desierto.
7 Dios nuestro, cuando saliste al frente de tu pueblo,
cuando anduviste por el desierto,
8 la tierra tembló.
Al verte, Dios de Israel, los cielos derramaron su lluvia;
ante tu presencia, el monte Sinaí se estremeció.
9 Tú, Dios nuestro, derramaste abundante lluvia,
y a tu exhausta tierra infundiste vida.
10 En ella, oh Dios, habitan los que son tuyos;
tú, por tu bondad, das al pobre lo que necesita.
11 El Señor emitió su palabra,
y muchas mensajeras dieron la noticia:
12 «¡Están huyendo los reyes y sus ejércitos!»
En su casa, las mujeres se repartían los despojos:
13 «Aunque ustedes se quedaron en los apriscos,
también recibirán alas de paloma cubiertas de plata,
con sus plumas recubiertas de oro fino.»
14 Cuando el Omnipotente esparció allí a los reyes,
en el monte Salmón parecía estar nevando.
15 El monte de Basán es un monte muy alto;
el monte de Basán es un monte majestuoso.
16 Ustedes, altos montes, ¿por qué miran con desdén
al monte en donde Dios decidió residir?
¡El Señor habitará allí para siempre!
17 Entre miríadas de poderosos carros de guerra,
tú, Señor, marchas del Sinaí a tu santuario.
18 Asciendes a lo alto, llevando contigo a los cautivos
y el tributo que recibiste de gente rebelde,
y entre ellos, Señor y Dios, pondrás tu habitación.
19 Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación,
que todos los días nos colma de beneficios.
20 El Señor nuestro Dios es un Dios que salva;
el Señor tiene poder para librarnos de la muerte.
21 Dios herirá la cabeza de sus enemigos,
la melena de los que andan en sus pecados.
22 El Señor ha dicho: «Yo te haré volver de Basán.
Te haré volver de las profundidades del mar.
23 ¡Tus pies y la lengua de tus perros
se teñirán con la sangre de tus enemigos!»
24 En el santuario, oh Dios, pueden verse tus procesiones;
¡tus marchas triunfales, mi Dios y Rey!
25 Los cantores abren la marcha, los músicos la cierran,
y en medio las doncellas avanzan con panderos.
26 Ustedes, descendientes de Israel,
¡bendigan a nuestro Señor y Dios en las congregaciones!
27 Allí va el joven Benjamín, al frente de ellos,
acompañado por los príncipes de Judá,
los príncipes de Zabulón y los príncipes de Neftalí.
28 Dios nuestro, ¡manifiesta tu poder!
¡Confirma, oh Dios, lo que has hecho por nosotros!
29 Por causa de tu templo en Jerusalén
los reyes te pagan tributo.
30 ¡Reprime a la bestia de los juncos,
a ese ejército de toros y becerros!
¡Somételos! ¡Que te entreguen sus piezas de plata!
¡Dispersa a los pueblos que se complacen en la guerra!
31 ¡Que vengan a ti los príncipes de Egipto!
¡Que se apresure Etiopía a tender a ti sus manos!
32 Reinos de la tierra, ¡canten salmos a Dios!
¡Canten salmos al Señor!
33 ¡Al que cabalga sobre los altos y eternos cielos!
¡Al que hace oír su poderosa voz!
34 ¡Reconozcan el poder a Dios!
Sobre Israel puede verse su magnificencia;
¡en los cielos se manifiesta su poder!
35 En su santuario, Dios es imponente;
¡el Dios de Israel da fuerza y vigor a su pueblo!
¡Bendito sea Dios!