A Prayer for Protection
1 With our own ears we have heard it, O God—
our ancestors have told us about it,
about the great things you did in their time,
in the days of long ago:
2 how you yourself drove out the heathen
and established your people in their land;
how you punished the other nations
and caused your own to prosper.
3 Your people did not conquer the land with their swords;
they did not win it by their own power;
it was by your power and your strength,
by the assurance of your presence,
which showed that you loved them.
4 You are my king and my God;
you give victory to your people,
5 and by your power we defeat our enemies.
6 I do not trust in my bow
or in my sword to save me;
7 but you have saved us from our enemies
and defeated those who hate us.
8 We will always praise you
and give thanks to you forever.
9 But now you have rejected us and let us be defeated;
you no longer march out with our armies.
10 You made us run from our enemies,
and they took for themselves what was ours.
11 You allowed us to be slaughtered like sheep;
you scattered us in foreign countries.
12 You sold your own people for a small price
as though they had little value.
13 Our neighbors see what you did to us,
and they mock us and laugh at us.
14 You have made us a joke among the nations;
they shake their heads at us in scorn.
15 I am always in disgrace;
I am covered with shame
16 from hearing the sneers and insults
of my enemies and those who hate me.
17 All this has happened to us,
even though we have not forgotten you
or broken the covenant you made with us.
18 We have not been disloyal to you;
we have not disobeyed your commands.
19 Yet you left us helpless among wild animals;
you abandoned us in deepest darkness.
20 If we had stopped worshiping our God
and prayed to a foreign god,
21 you would surely have discovered it,
because you know our secret thoughts.
22 But it is on your account that we are being killed all the time,
that we are treated like sheep to be slaughtered.
23 Wake up, Lord! Why are you asleep?
Rouse yourself! Don't reject us forever!
24 Why are you hiding from us?
Don't forget our suffering and trouble!
25 We fall crushed to the ground;
we lie defeated in the dust.
26 Come to our aid!
Because of your constant love save us!
Pasado y presente de Israel
Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.
1 Dios nuestro, lo oímos con nuestros oídos,
y nuestros padres nos lo contaron:
¡las grandes proezas que, en su favor,
realizaste en los días de antaño!
2 ¡Tú mismo desalojaste a las naciones,
castigaste duramente a esos pueblos,
y a nuestros padres los dejaste echar raíces!
3 Porque no fue la espada
lo que les dio posesión de la tierra;
ni fue tampoco su brazo lo que les dio la victoria;
¡fue tu mano derecha, fue tu brazo,
fue el resplandor de tu rostro,
porque en ellos te complacías!
4 Dios mío, ¡tú eres mi rey!
¡Envía tu salvación al pueblo de Jacob!
5 ¡Por ti derrotaremos a nuestros enemigos!
¡En tu nombre los hundiremos en el suelo!
6 Yo no confiaría en mis flechas,
ni tampoco mi espada podría salvarme;
7 pero tú puedes salvarnos de nuestros enemigos,
y poner en vergüenza a los que nos odian.
8 ¡En ti, Dios nuestro, nos gloriaremos siempre,
y nunca dejaremos de alabar tu nombre!
9 Pero nos has abandonado,
nos has puesto en vergüenza.
Ya no acompañas a nuestros ejércitos.
10 Nos has hecho retroceder ante el enemigo,
y los que nos aborrecen nos despojan de todo.
11 Has dejado que nos maten como a ovejas,
y nos has esparcido entre las naciones.
12 ¡Has vendido a tu pueblo de balde!
¡Nada has ganado con venderlo!
13 Nos has humillado ante nuestros vecinos;
somos motivo de burla para los que nos rodean.
14 Has hecho de nosotros la burla de la gente;
al vernos, todos mueven burlones la cabeza.
15 Todo el tiempo debo encarar mi vergüenza;
me abruma no poder dar la cara
16 por lo que dicen los que tanto me ofenden,
¡por lo que hacen mis vengativos enemigos!
17 Aunque todo esto nos ha sucedido,
jamás nos hemos olvidado de ti;
jamás hemos quebrantado tu pacto.
18 Jamás ha decaído nuestro ánimo,
ni nos hemos apartado de tus sendas.
19 ¡Pero tú nos arrojaste en cuevas de chacales!
¡Nos cubriste con las sombras de la muerte!
20 Dios nuestro,
si nos hubiéramos olvidado de tu nombre,
o si hubiéramos rendido culto a otro dios,
21 ¿acaso tú no habrías llegado a saberlo?
¡Si tú conoces los secretos más recónditos!
22 Pero por ti nos matan todo el tiempo;
¡nos consideran ovejas para el matadero!
23 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
¡Levántate, no te alejes para siempre!
24 ¿Por qué te escondes de nosotros?
¿Por qué te olvidas de la opresión que sufrimos?
25 Nuestro ánimo se halla por el suelo,
¡nuestros cuerpos se arrastran por la tierra!
26 ¡Levántate, ven a ayudarnos
y, por tu gran misericordia, sálvanos!