God's Glory in Creation
1 How clearly the sky reveals God's glory!
How plainly it shows what he has done!
2 Each day announces it to the following day;
each night repeats it to the next.
3 No speech or words are used,
no sound is heard;
4 yet their message goes out to all the world
and is heard to the ends of the earth.
God made a home in the sky for the sun;
5 it comes out in the morning like a happy bridegroom,
like an athlete eager to run a race.
6 It starts at one end of the sky
and goes across to the other.
Nothing can hide from its heat.
The Law of the Lord
7 The law of the Lord is perfect;
it gives new strength.
The commands of the Lord are trustworthy,
giving wisdom to those who lack it.
8 The laws of the Lord are right,
and those who obey them are happy.
The commands of the Lord are just
and give understanding to the mind.
9 Reverence for the Lord is good;
it will continue forever.
The judgments of the Lord are just;
they are always fair.
10 They are more desirable than the finest gold;
they are sweeter than the purest honey.
11 They give knowledge to me, your servant;
I am rewarded for obeying them.
12 None of us can see our own errors;
deliver me, Lord, from hidden faults!
13 Keep me safe, also, from willful sins;
don't let them rule over me.
Then I shall be perfect
and free from the evil of sin.
14 May my words and my thoughts be acceptable to you,
O Lord, my refuge and my redeemer!
Las obras y la palabra de Dios
Al músico principal. Salmo de David.
1 Los cielos proclaman la gloria de Dios;
el firmamento revela la obra de sus manos.
2 Un día se lo cuenta al otro día;
una noche se lo enseña a la otra noche.
3 Sin palabras, sin sonidos,
sin que se escuche una sola voz,
4 su mensaje recorre toda la tierra
y llega al último rincón del mundo,
en donde el sol pasa la noche.
5 Y el sol, cual novio que sale del tálamo,
cual si fuera un poderoso guerrero,
se levanta alegre para hacer su recorrido.
6 Sale por un extremo de los cielos,
y sigue su curso hasta el otro extremo,
sin que nada se esconda de su calor.
7 La ley del Señor es perfecta: reanima el alma.
El testimonio del Señor es firme: da sabiduría al ingenuo.
8 Los preceptos del Señor son rectos: alegran el corazón.
El mandamiento del Señor es puro: da luz a los ojos.
9 El temor del Señor es bueno: permanece para siempre.
Los decretos del Señor son verdaderos, y todos ellos justos.
10 Son más deseables que el oro refinado
y más dulces que la miel que destila del panal.
11 Con ellos, Señor, amonestas a tu siervo,
y recompensas grandemente a quien los cumple.
12 ¿Acaso hay quien reconozca sus propios errores?
¡Perdóname por los que no puedo recordar!
13 ¡No permitas que la soberbia
domine a este siervo tuyo!
¡Líbrame de cometer grandes pecados,
y nadie podrá entonces culparme de nada!
14 Tú, Señor, eres mi roca y mi redentor;
¡agrádate de mis palabras y de mis pensamientos!