1 So remember your Creator while you are still young, before those dismal days and years come when you will say, “I don't enjoy life.” 2 That is when the light of the sun, the moon, and the stars will grow dim for you, and the rain clouds will never pass away. 3 Then your arms, that have protected you, will tremble, and your legs, now strong, will grow weak. Your teeth will be too few to chew your food, and your eyes too dim to see clearly. 4 Your ears will be deaf to the noise of the street. You will barely be able to hear the mill as it grinds or music as it plays, but even the song of a bird will wake you from sleep. 5 You will be afraid of high places, and walking will be dangerous. Your hair will turn white; you will hardly be able to drag yourself along, and all desire will be gone.
We are going to our final resting place, and then there will be mourning in the streets. 6 The silver chain will snap, and the golden lamp will fall and break; the rope at the well will break, and the water jar will be shattered. 7 Our bodies will return to the dust of the earth, and the breath of life will go back to God, who gave it to us.
8 Useless, useless, said the Philosopher. It is all useless.
The Summing Up
9 But because the Philosopher was wise, he kept on teaching the people what he knew. He studied proverbs and honestly tested their truth. 10 The Philosopher tried to find comforting words, but the words he wrote were honest. 11 The sayings of the wise are like the sharp sticks that shepherds use to guide sheep, and collected proverbs are as lasting as firmly driven nails. They have been given by God, the one Shepherd of us all.
12 My child, there is something else to watch out for. There is no end to the writing of books, and too much study will wear you out.
13 After all this, there is only one thing to say: Have reverence for God, and obey his commands, because this is all that we were created for. 14 God is going to judge everything we do, whether good or bad, even things done in secret.
1 Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven. No esperes a que vengan los días malos, y a que lleguen los años en que digas: «Vivir tanto no es motivo de regocijo.»
2 Hazlo antes de que el sol se oscurezca, y la luna y las estrellas dejen de brillar, y las nubes se disipen después de la lluvia.
3 Hazlo antes de que tiemblen los guardianes de la casa, y se encorven los guerreros, y disminuya el número de las molineras, y queden a oscuras los que miran por las ventanas.
4 Hazlo antes de que se cierren las puertas que dan a la calle, y el ruido del molino deje de oírse.
Hazlo antes de que las aves eleven sus trinos y ninguno de sus cantos pueda escucharse.
5 Luego vendrá el temor por las alturas y se experimentará terror en el camino; entonces el blanco almendro florecerá, la langosta resultará una carga, y hasta el apetito se perderá, porque el hombre va camino a su última morada, y por la calle andarán los que llorarán su muerte.
6 Hazlo antes de que se reviente la cadena de plata y se rompa la vasija de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y junto al pozo se venza la polea.
7 Entonces el polvo volverá a la tierra, de donde fue tomado, y el espíritu volverá a Dios, que lo dio.
8 ¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!
—Palabras del Predicador.Deberes del hombre
9 Mientras más sabio llegó a ser el Predicador, más conocimientos impartió a la gente. Ponderó, escudriñó y compuso muchos proverbios.
10 Además, el Predicador se esforzó por hallar palabras agradables y por escribir con precisión palabras verdaderas.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones, y el conjunto de las palabras de los maestros, impartidas por un solo guía, son como clavos bien hincados.
12 Hijo mío, además de lo antes dicho, toma en cuenta que nunca se acaba de escribir muchos libros, y que el cuerpo se cansa de tanto estudiar.
13 Todo este discurso termina en lo siguiente: Teme a Dios, y cumple sus mandamientos. Eso es el todo del hombre.
14 Por lo demás, Dios habrá de juzgar toda obra, buena o mala, junto con toda acción encubierta.