Mensaje a Johanán
1 Todos los oficiales militares y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, junto con Johanán hijo de Careaj, Jezanías hijo de Osaías, fueron
2 y le dijeron al profeta Jeremías:
«Acepta ahora nuestra súplica, y ruega al Señor tu Dios por nosotros, por todo este remanente. Como puedes ver, éramos muchos y solo hemos quedado unos pocos.
3 Pide al Señor tu Dios que nos muestre el camino que debemos seguir, y qué es lo que debemos hacer.»
4 El profeta Jeremías les dijo:
«Los he escuchado y, tal y como me lo han pedido, voy a orar al Señor su Dios. Todo lo que el Señor les responda, yo se lo diré a ustedes. No les ocultaré una sola palabra.»
5 Ellos le dijeron a Jeremías:
«Que el Señor sea testigo fiel y verdadero entre nosotros, si acaso no cumplimos con todo lo que, por tu conducto, el Señor tu Dios nos mande hacer.
6 Nosotros obedeceremos a la voz del Señor nuestro Dios, a quien te hemos pedido suplicarle. Sea bueno o sea malo, obedeceremos a la voz del Señor nuestro Dios, para que nos vaya bien.»
7 Diez días después, sucedió que la palabra del Señor vino a Jeremías.
8 Entonces llamó a Johanán hijo de Careaj y a todos los oficiales militares que estaban con él, lo mismo que a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor,
9 y les dijo:
«Así ha dicho el Señor y Dios de Israel, ante quien me pidieron presentar sus ruegos.
10 Si ustedes deciden quedarse en esta tierra, él los levantará y no volverá a destruirlos; los plantará, y no volverá a arrancarlos. El Señor lamenta mucho haberles causado tanto daño.
11 Ustedes tienen miedo de la presencia del rey de Babilonia, pero no hay razón de que le teman, porque el Señor está con ustedes para salvarlos y librarlos de sus manos.
—Palabra del Señor.12 »El Señor tendrá compasión de ustedes, y hará que también el rey de Babilonia se compadezca de ustedes, para que puedan volver a su tierra.
13 Pero si ustedes deciden no habitar este país, y por lo tanto no obedecer a la voz del Señor su Dios,
14 sino que deciden emigrar a Egipto y quedarse a vivir allá, donde creen que no sabrán nada de guerras, ni oirán sonido de trompetas, ni padecerán hambre,
15 escuchen ustedes, remanente de Judá, la palabra del Señor. Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Si ustedes deciden emigrar a Egipto, y se internan para vivir allá,
16 va a suceder que la espada que tanto temen los alcanzará allá, en la tierra de Egipto, y el hambre que tanto temen, también los alcanzará allá, en Egipto, y allí morirán.
17 Todos los que decidan emigrar a Egipto y quedarse a vivir allá, morirán por causa de la espada, el hambre y la peste; ni uno solo de ellos quedará con vida, ni podrá escapar del mal que traeré sobre ellos.”
18 »Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Así como mi enojo y mi ira se derramaron sobre los habitantes de Jerusalén, así también se derramará mi ira sobre ustedes, cuando entren en Egipto. Serán motivo de imprecaciones y de espanto, de maldiciones y de afrentas, y no volverán a ver este lugar.”
19 »El Señor ha hablado acerca de ustedes, remanente de Judá. No vayan a Egipto. Queden advertidos de lo que hoy les digo.
20 Ustedes están poniendo en peligro su vida, pues ustedes mismos me enviaron a suplicarle al Señor su Dios, a rogarle que les diera a conocer lo que él quiere que hagan, y se comprometieron a obedecerlo.
21 En este día les he dado a conocer su palabra, y ustedes no han obedecido a la voz del Señor su Dios, ni a nada de lo que él me envió a decirles.
22 Sepan, pues, que allí donde ustedes decidieron emigrar para vivir, allí morirán por la espada, el hambre y la peste.»
Mensaje a Johanán
1 Todos los oficiales militares y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, junto con Johanán hijo de Careaj, Jezanías hijo de Osaías, fueron
2 y le dijeron al profeta Jeremías:
«Acepta ahora nuestra súplica, y ruega al Señor tu Dios por nosotros, por todo este remanente. Como puedes ver, éramos muchos y solo hemos quedado unos pocos.
3 Pide al Señor tu Dios que nos muestre el camino que debemos seguir, y qué es lo que debemos hacer.»
4 El profeta Jeremías les dijo:
«Los he escuchado y, tal y como me lo han pedido, voy a orar al Señor su Dios. Todo lo que el Señor les responda, yo se lo diré a ustedes. No les ocultaré una sola palabra.»
5 Ellos le dijeron a Jeremías:
«Que el Señor sea testigo fiel y verdadero entre nosotros, si acaso no cumplimos con todo lo que, por tu conducto, el Señor tu Dios nos mande hacer.
6 Nosotros obedeceremos a la voz del Señor nuestro Dios, a quien te hemos pedido suplicarle. Sea bueno o sea malo, obedeceremos a la voz del Señor nuestro Dios, para que nos vaya bien.»
7 Diez días después, sucedió que la palabra del Señor vino a Jeremías.
8 Entonces llamó a Johanán hijo de Careaj y a todos los oficiales militares que estaban con él, lo mismo que a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor,
9 y les dijo:
«Así ha dicho el Señor y Dios de Israel, ante quien me pidieron presentar sus ruegos.
10 Si ustedes deciden quedarse en esta tierra, él los levantará y no volverá a destruirlos; los plantará, y no volverá a arrancarlos. El Señor lamenta mucho haberles causado tanto daño.
11 Ustedes tienen miedo de la presencia del rey de Babilonia, pero no hay razón de que le teman, porque el Señor está con ustedes para salvarlos y librarlos de sus manos.
—Palabra del Señor.12 »El Señor tendrá compasión de ustedes, y hará que también el rey de Babilonia se compadezca de ustedes, para que puedan volver a su tierra.
13 Pero si ustedes deciden no habitar este país, y por lo tanto no obedecer a la voz del Señor su Dios,
14 sino que deciden emigrar a Egipto y quedarse a vivir allá, donde creen que no sabrán nada de guerras, ni oirán sonido de trompetas, ni padecerán hambre,
15 escuchen ustedes, remanente de Judá, la palabra del Señor. Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Si ustedes deciden emigrar a Egipto, y se internan para vivir allá,
16 va a suceder que la espada que tanto temen los alcanzará allá, en la tierra de Egipto, y el hambre que tanto temen, también los alcanzará allá, en Egipto, y allí morirán.
17 Todos los que decidan emigrar a Egipto y quedarse a vivir allá, morirán por causa de la espada, el hambre y la peste; ni uno solo de ellos quedará con vida, ni podrá escapar del mal que traeré sobre ellos.”
18 »Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Así como mi enojo y mi ira se derramaron sobre los habitantes de Jerusalén, así también se derramará mi ira sobre ustedes, cuando entren en Egipto. Serán motivo de imprecaciones y de espanto, de maldiciones y de afrentas, y no volverán a ver este lugar.”
19 »El Señor ha hablado acerca de ustedes, remanente de Judá. No vayan a Egipto. Queden advertidos de lo que hoy les digo.
20 Ustedes están poniendo en peligro su vida, pues ustedes mismos me enviaron a suplicarle al Señor su Dios, a rogarle que les diera a conocer lo que él quiere que hagan, y se comprometieron a obedecerlo.
21 En este día les he dado a conocer su palabra, y ustedes no han obedecido a la voz del Señor su Dios, ni a nada de lo que él me envió a decirles.
22 Sepan, pues, que allí donde ustedes decidieron emigrar para vivir, allí morirán por la espada, el hambre y la peste.»